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jueves, 5 de abril de 2018

Ronde van Vlaanderen 2018





El domingo de Flandes comenzó con chubasqueros, pero el suelo se fue secando con el desarrollo de la carrera. El primer protagonista fue Iván García Cortina, confeso mitómano de las clásicas de pavé. El joven asturiano quiso ser protagonista activo del monumento, y a fe que lo consiguió. Se escapó junto con otros diez, a falta de prácticamente 200 kms y permaneció en la cabeza de la carrera durante más de 150. Pasó destacado por la capilla de Kapelmuur, allí donde exhibió piernas y plato Johan Museeuw, el León, en la edición de 1998. Más tarde, también coronó en cabeza al segundo paso de los míticos Oude Kwaremont y Pateberg.

Por detrás el pelotón avanzaba en la misma medida que se iban quitando chubasqueros y abrigo. Con cien kilómetros por recorrer se produjo la caída más numerosa de la jornada, en la que se vieron envueltos Oliver Naesen y Stijn Devolder, sin mayores consecuencias.

Iván García Cortina en Kapelmuur.
La serpiente avanzaba en el característico vaivén de pendientes agolpadas de aficionados entusiastas. Ningún favorito quiso arriesgar, la vigilancia era máxima entre todos. Fue una carrera de eliminación, donde la batalla se gana salvando las posiciones privilegiadas en cada muro.

El paso por Koppenberg trajo el espectáculo que nos gusta a todos, el que nos hace marcar este día en el calendario. Adoquín, rampas de casi el 20%, chepazos de los profesionales para mantener la verticalidad, pies al suelo y tapón. En este salvaje muro empedrado, Iván Cortina dio por finalizado su sueño. A partir de aquí un trío encabezó la carrera: Mads Pedersen, Sebastian Langeveld y Dylan Van Baarle. Por detrás Niki Terpstra empezaba a dar signos de fortaleza, al sacar unos metros en la cima a todos los favoritos.

Pero en los monumentos son los pequeños detalles los que marcan el resultado final. Así ocurrió en esta ocasión, en asfalto y en llano. Mientras Vanmarcke pedía auxilio mecánico, Stybar agitó la colmena, Vincenzo Nibali la removió más y Niki Terpstra se llevó la miel. Este último apretó con la tuerca y Nibali, impotente, vio como se alejaba hacia la cabeza de carrera. Todo esto en una carretera impecablemente asfaltada.

El holandés atrapó al trío cabecero en el último paso por el viejo Kwaremont, a 19 kms para el final. Los rebasó y no miró para atrás, Mads Pedersen fue el que más resistencia puso pero Niki estaba intratable. Su movimiento de piernas parecía un engrasado motor hidráulico. La mirada perdida en el horizonte, hambrienta de línea de meta, por momentos parecía el Undertaker a punto de triturar a un enemigo en el ring.

Todavía quedaba el último paso por Paterberg, la última cuesta empedrada del recorrido. Peter Sagan, que durante toda la carrera había guardado la posición con maestría, gastando lo mínimo, aceleró y pasó en solitario por la cima del muro. Sin embargo, el eslovaco no tenía la supergasolina de los dos años anteriores y fue absorbido enseguida.

Con el tramo final de llano hasta la meta de Oudenaarde, Niki Terpstra se homenajeó con un paseo triunfal, aún más espectacular si cabe que el de diez días antes en Harelbeke. A cien metros se exprimía Mads Pedersen, que se hizo casi veinte kilómetros, torturándose de forma admirable, viendo en todo momento a Terpstra, sin lograr alcanzarlo. Philippe Gilbert se adelantó al grupo de seguidores y completo el podio. Terpstra pasaba así a convertirse en el primer holandés en ganar De Ronde desde el triunfo de Adrie Van der Poel en 1986.




 
Kristo Putoh 
Todo hombre es su propio mendigo.

viernes, 30 de marzo de 2018

LA SEMANA FLAMENCA. 2018






Comienza la semana del pavé flamenco. Comienza el espectáculo de los caminos estrechos, las cotas, las ermitas, el adoquín y la superlativa afición flamenca. ¿qué nos queda a los aficionados del ciclocross cuando se acaba el invierno? Nos queda esto, la semana flamenca, que empieza con la E3 Harelbeke, se prolonga en la Gent-Wevelgem y Dwars door Vlaanderen, y culmina en De Ronde el primer domingo de abril.




E3 HARELBEKE



Terpstra y Lampaert

Empezamos a ver la carrera a sesenta y pico kilómetros de meta. Niki Terpstra e Yves Lampaert, del equipo QuickStep, en cabeza. La carrera ya estaba rota. Primero, una montonera masiva; luego, el continuo devenir de cotas y adoquines sin apenas descanso. Greg Van Avermaet, Peter Sagan, Tiesj Benoot, Philippe Gilbert y Zdenek Stybar peleaban por acercarse a los fugados, que mantenían una ventaja de 40 segundos. Sagan perdía fuelle y fue absorbido después de la cota Kapelberg a 45 kilómetros de meta. Al eslovaco campeón del mundo no se le volvió a ver por la tele. La situación era inmejorable para el QuickStep.

Cuando la carrera pasó por la recta empinada, empedrada, terrorífica, del muro Paterberg; Terpstra y Lampaert mantenían una ventaja de 50 segundos sobre Van Avermaet, Benoot y Gilbert, y 1.20 sobre el selecto tropel de perseguidores.

Gilbert atacó y dejó de rueda a los dos. Fue en la cota Karnemelkbeekstraat a 30 kms de meta. Un ataque sorprendente para los que esperábamos que tenía que ir a rueda. Gilbert llegó a estar a apenas diez segundos de la cabeza de carrera. Terpstra y Lampaert miraban para atrás, esperaban el contacto con su líder, nunca llegó. 

En el último muro adoquinado, Lampaert, que ya había dado muestras de fatiga, cedió y Terpstra se la tuvo que jugar en solitario. Llegó a los últimos veinte kilómetros con cuarenta segundos de ventaja. Había entrado ya en la autovía, -la E3 que da nombre a la prueba- doble carril en doble sentido. Por primera vez en muchos kilómetros la victoria de QuickStep parecía peligrar. Dos BMC acompañaban a Van Avermaet: Jurgen Roelants y un soberbio Stefan Küng. También era una amenaza, un excelso ramillete de primeras espadas: Benoot, Gilbert, Matteo Trentin, Gianni Moscon, Sep Vanmarcke, Oliver Naesen y Jasper Stuyven, impresionante la planta de rodador que exhibió este último.


La ventaja de Terpstra no paraba de bajar hasta ponerse por debajo de los veinte segundos, sin embargo el holandés aguantó la presión y le aguantaron sus piernas. Demostró estar hecho de la madera de un campeón. Gilbert ganó el sprint por el segundo puesto y también celebró una jornada redonda para el equipo QuickStep.




GENT-WEVELGEM


La Gent-Wevelgem me pareció un tostón. Tal vez fuera porque estaba a otras cosas y no prestaba atención a la tele. Fuga de currelas y pelotón enorme controlando la situación. Sin rastro de la incertidumbre y emoción vividas dos días antes en Harelbeke.

Puse la alarma en el paso por el muro de Kemmelberg a 35 kms para el final. Hice bien. Cuesta criminal, adoquín y ciclistas dando chepazos para impulsar la bici. Gilbert tensó la carrera y demostró que está en un momento dulce, los favoritos se retorcían para no perder chance.

A continuación volvió el llano y el desenlace de la carrera. Los últimos supervivientes de la fuga fueron cazados a 25kms de la llegada. Más de veinte corredores tenían posibilidad de ganar. A destacar el desfallecimiento de Danny Van Poppel, hay veces, como en esta ocasión, que un hundimiento es más espectacular que un ataque.


Gilbert pide un poco de ganas a Sagan

Por detrás tiraba Astana pero la ventaja del grupo cabecero no paraba de subir. A dos kilómetros de meta Gilbert se marcó otra demostración de poderío. Poco después lo intentó Van Avermaet, pero todo estaba destinado a que la victoria se decidiría al sprint. Sagan, como siempre, arrancó en el momento justo, y ganó muy fácil. Victoria llena de picaresca, kilómetros antes se hacía el remolón a la hora de pasar al relevo... A Arnaud Démare le faltó chispa y colocación. Elia Viviani se equivocó al elegir la rueda del francés en lugar de la del eslovaco y cruzó la meta dando golpes al manillar. Después se puso a llorar desconsolado, no sabemos si por reaccionar tarde, por subestimar a Sagan o por no poder rentabilizar el gran trabajo de Gilbert y Stybar. El llanto de la oportunidad perdida.




DWARS DOOR VLAANDEREN



A través de Flandes, esta vez con chubasqueros, espectáculo garantizado. Algunos en la salida, como Bardet o Quintana se conformaban con aprender y sobrevivir. Tony Martin fue el primero en intentar en serio escapar del control del pelotón. Siempre es una delicia disfrutar del pedaleo académico del alemán. En una curva calculó mal un adoquín mojado y se fue al suelo, esto es Flandes. No fue tampoco el día para nuestro campeón Wout Van Aert, que primero arrolló a un motorista que señalaba una isleta y después pinchó, arruinando sus opciones.


Stybar, escapó del adoquinado en Varent 
para buscar la pista de tierra, 
aún lleva el ciclokross en las venas

 Es pertinente destacar el trabajo de los comentaristas de la televisión flamenca. Cuando García Cortina se quedó cortado por un fallo mecánico a 54kms para meta, uno de ellos enlazó esta secuencia: Gijón-Asturias-Oviedo-El Angliru, con un acento neutro impecable. Más tarde, cuando el realizador encuadró a un Alejandro Valverde superabrigado, el comentarista exclamó “¡muy frío!. Risas y carcajadas flamencas, cuando un plano aéreo apuntó a una caseta hecha en forma de seta. Un aplauso para la VRT.

A 50 de meta, los ilustres empezaron a moverse, Stybar, Vanmarcke o Degenkolb. Más tarde Benoot y Van Avermaet. Como lo hicieron también los días anteriores, han demostrado que tienen buenas piernas para el domingo de Flandes. En el muro de Knokteberg, a 34 de meta, se fueron solos y dinamitaron la carrera, Van Avermaet sin sus gafas de cyborg estaba un poco raro. La postura y el empuje de Benoot simplemente enamoran. (Imagen destacada arriba)

La carrera se enfiló y fueron cazados cuando finalizaba el llano adoquinado de Varent. A 25kms para el final. Las piernas ya estaban maduras. Llegó aquí el momento de Lampaert y Vanmarcke, que hicieron la selección definitiva. Al poco entraron el campeón danés Mads Pedersen, Mike Teunissen y Boasson Hagen. La distancia entre el quinteto cabecero y el grupo de ocho perseguidor no paró de crecer. Pedersen lo intentó a poco más de un kilometro, Yves Lampaert reaccionó rápido y comprobamos que iba sobrado. De esta manera, se vio en cabeza del quinteto a falta de 900 metros y miró atrás para oler a sus rivales. Se abrió de la trazada, dio tres pedaladas, miró atrás y comprobó que nadie seguía su rueda. Se puso de pie, movió el plato y finiquitó en solitario. Fue así de sencillo. Teunisen y Van Marcke completaron el podio.


psicokross
Segunda Dwars Door Vlaanderen consecutiva para Lampaert















































































 
Kristo Putoh 
Todo hombre es su propio mendigo.