miércoles, 11 de abril de 2018

Paris-Roubaix 2018





La Paris-Roubaix de este año ha quedado marcada por la tragedia, tragedia de las chungas, Michel Gooelaerts de 23 años sufrió un paro cardiaco en plena carrera y, a pesar de ser reanimado por los servicios médicos de la organización, falleció horas más tarde en el hospital.

Dejemos de lado este desolador incidente y hablemos de la carrera, de Roubaix y su velódromo, del ciclismo con mayúsculas, del infierno del norte, de la clásica de las clásicas, donde lo imprevisible y lo mágico se cruza.

La carrera hay que verla de 150 kilómetros para el final, como lo hicimos nosotros, cuando empieza el pavé. Solo por ver las imágenes en cámara super-rápida, MOTOR SUPER RALENTI 300 IMAGES SECONDE, ya es tiempo bien invertido.


De empiece, para dar emoción a los primeros compases, la habitual escapada: Sven Erik Bystrom, Silvan Dillier, Ludovic Robeet, Jimmy Duquennoy, Jelle Wallays, Geoffrey Soupe, Gatis Smukulis, Jay Robert Thomson y Marc Soler. Y aquí tenemos que pararnos, vamos a hacer la ola a Soler, por disputar la prueba y por buscar ser protagonista. Vamos también a mostrar nuestra indignación por tener que ver a Alejandro Valverde y Andrey Amador corriendo el Premio Primavera, por hacer el paripé, por no tener la gallardía ni la hombría de ir a Roubaix, a la carrera. A Benoot se lo perdonamos porque ha corrido toda la semana flamenca, pero no se puede tolerar que Valverde no corra la Itzulia ni Roubaix. Vale menos otro triunfo en Lieja que renunciar a entrar en el velódromo.


Volvamos al tema. Ya estábamos todos ansiosos, esperando el paso por Arenberg, el principio del final. Del bosque salieron destacados Mike Theunisen y Philippe Gilbert, lucharon con ganas unos cuantos kilómetros pero eran dos hombres demasiado nombres, el pelotón no dio chance y los neutralizaron. Era evidente que QuickStep se tomaba su condición de escuadra favorita en serio, y a falta de nada menos que 75kms, lanzó a uno de sus ases, Zdenek Stybar, que cazó y soltó como si nada a un descolgado Marc Soler. Por delante quedaban todavía tres supervivientes Bystrom, Dillier y Wallays, a los que Stybar nunca alcanzó. El checo, al igual que Gilbert, es un gallo muy gallo; regalos, los mínimos. A destacar el trabajo titánico de Marcus Burghardt para tumbar el intento.
 
La carrera ya iba lanzadísima, camino del tramo cinco estrellas de Mons-en-Pévéle. Tan lanzada iba, que un bandazo y corrección en el grupo cabecero provocó la caída y descarte para la victoria de Alexander Kristoff, Tony Martin y Luke Rowe. Ya neutralizado Stybar, hizo su embite Peter Sagan, lo hizo en asfalto, a falta de 54kms para la meta y pilló a contrapie a los QuickStep. En apenas tres kilómetros conectó con el trío cabecero. El primero en ceder fue Bystrom, después Wallays.
 
Peter Sagan y Silvan Dillier salieron de Mons-en-Pévéle con 30 segundos de ventaja sobre Jasper Stuyven y Wout Van Aert y 50 sobre el resto de favoritos.

Carrefour de l´Arbre. Cinco estrellas en criminalidad
La carrera estaba abierta y aquí emergió el héroe de la jornada, el campeón suizo Dillier. Como si no le pesaran los 150 kms de escapada que ya acumulaba en sus piernas, empezó a relevar al campeón del mundo y la ventaja sobre el reducido grupo perseguidor se estabilizó en un minuto. Todos espectantes ante el tramo decisivo de Carrefour de l´Arbre. Ya dentro de este incalificable tramo, Sagan apretó y Dillier aguantó admirable. Van Aert dijo adiós a sus aspiraciones por un fallo mecánico y un cuarteto se formó como única alternativa al triunfo de Sagan: Greg Van Avermaet, Stuyven, Sep Vanmarcke y Niki Terpstra.


En este punto, no sabemos si para darle sal a un pescado que parecía vendido, comenzaron los desvaríos de los comentaristas españoles de Eurosport: Alberto Contador con anotaciones del tipo “se desliza de una manera espectacular muscularmente...”, Javier Ares, disparatado y gagaista, afirmaba que la demostración de fuerza de Sagan era tan brutal que superaba no solo a Sean Kelly y Bernard Hinault, sino que también al mismísimo caníbal Eddy Merckx, en fin...

Poco cambiaron ya las cosas. Terpstra soltó a sus acompañantes de persecución, demostró su fuerza y también su error, solo la pifia táctica le había privado de estar en cabeza de carrera. Ya en el velódromo, Sagan impuso su punta y clase a un Dillier memorable, que después de 200 kms escapado, no vendió su piel hasta el final y apuró sus posibilidades hasta la última curva del anillo. Terpstra, poderoso, se tuvo que conformar con podio.




 
Kristo Putoh 
Todo hombre es su propio mendigo.

jueves, 5 de abril de 2018

Ronde van Vlaanderen 2018





El domingo de Flandes comenzó con chubasqueros, pero el suelo se fue secando con el desarrollo de la carrera. El primer protagonista fue Iván García Cortina, confeso mitómano de las clásicas de pavé. El joven asturiano quiso ser protagonista activo del monumento, y a fe que lo consiguió. Se escapó junto con otros diez, a falta de prácticamente 200 kms y permaneció en la cabeza de la carrera durante más de 150. Pasó destacado por la capilla de Kapelmuur, allí donde exhibió piernas y plato Johan Museeuw, el León, en la edición de 1998. Más tarde, también coronó en cabeza al segundo paso de los míticos Oude Kwaremont y Pateberg.

Por detrás el pelotón avanzaba en la misma medida que se iban quitando chubasqueros y abrigo. Con cien kilómetros por recorrer se produjo la caída más numerosa de la jornada, en la que se vieron envueltos Oliver Naesen y Stijn Devolder, sin mayores consecuencias.

Iván García Cortina en Kapelmuur.
La serpiente avanzaba en el característico vaivén de pendientes agolpadas de aficionados entusiastas. Ningún favorito quiso arriesgar, la vigilancia era máxima entre todos. Fue una carrera de eliminación, donde la batalla se gana salvando las posiciones privilegiadas en cada muro.

El paso por Koppenberg trajo el espectáculo que nos gusta a todos, el que nos hace marcar este día en el calendario. Adoquín, rampas de casi el 20%, chepazos de los profesionales para mantener la verticalidad, pies al suelo y tapón. En este salvaje muro empedrado, Iván Cortina dio por finalizado su sueño. A partir de aquí un trío encabezó la carrera: Mads Pedersen, Sebastian Langeveld y Dylan Van Baarle. Por detrás Niki Terpstra empezaba a dar signos de fortaleza, al sacar unos metros en la cima a todos los favoritos.

Pero en los monumentos son los pequeños detalles los que marcan el resultado final. Así ocurrió en esta ocasión, en asfalto y en llano. Mientras Vanmarcke pedía auxilio mecánico, Stybar agitó la colmena, Vincenzo Nibali la removió más y Niki Terpstra se llevó la miel. Este último apretó con la tuerca y Nibali, impotente, vio como se alejaba hacia la cabeza de carrera. Todo esto en una carretera impecablemente asfaltada.

El holandés atrapó al trío cabecero en el último paso por el viejo Kwaremont, a 19 kms para el final. Los rebasó y no miró para atrás, Mads Pedersen fue el que más resistencia puso pero Niki estaba intratable. Su movimiento de piernas parecía un engrasado motor hidráulico. La mirada perdida en el horizonte, hambrienta de línea de meta, por momentos parecía el Undertaker a punto de triturar a un enemigo en el ring.

Todavía quedaba el último paso por Paterberg, la última cuesta empedrada del recorrido. Peter Sagan, que durante toda la carrera había guardado la posición con maestría, gastando lo mínimo, aceleró y pasó en solitario por la cima del muro. Sin embargo, el eslovaco no tenía la supergasolina de los dos años anteriores y fue absorbido enseguida.

Con el tramo final de llano hasta la meta de Oudenaarde, Niki Terpstra se homenajeó con un paseo triunfal, aún más espectacular si cabe que el de diez días antes en Harelbeke. A cien metros se exprimía Mads Pedersen, que se hizo casi veinte kilómetros, torturándose de forma admirable, viendo en todo momento a Terpstra, sin lograr alcanzarlo. Philippe Gilbert se adelantó al grupo de seguidores y completo el podio. Terpstra pasaba así a convertirse en el primer holandés en ganar De Ronde desde el triunfo de Adrie Van der Poel en 1986.




 
Kristo Putoh 
Todo hombre es su propio mendigo.

viernes, 30 de marzo de 2018

LA SEMANA FLAMENCA. 2018






Comienza la semana del pavé flamenco. Comienza el espectáculo de los caminos estrechos, las cotas, las ermitas, el adoquín y la superlativa afición flamenca. ¿qué nos queda a los aficionados del ciclocross cuando se acaba el invierno? Nos queda esto, la semana flamenca, que empieza con la E3 Harelbeke, se prolonga en la Gent-Wevelgem y Dwars door Vlaanderen, y culmina en De Ronde el primer domingo de abril.




E3 HARELBEKE



Terpstra y Lampaert

Empezamos a ver la carrera a sesenta y pico kilómetros de meta. Niki Terpstra e Yves Lampaert, del equipo QuickStep, en cabeza. La carrera ya estaba rota. Primero, una montonera masiva; luego, el continuo devenir de cotas y adoquines sin apenas descanso. Greg Van Avermaet, Peter Sagan, Tiesj Benoot, Philippe Gilbert y Zdenek Stybar peleaban por acercarse a los fugados, que mantenían una ventaja de 40 segundos. Sagan perdía fuelle y fue absorbido después de la cota Kapelberg a 45 kilómetros de meta. Al eslovaco campeón del mundo no se le volvió a ver por la tele. La situación era inmejorable para el QuickStep.

Cuando la carrera pasó por la recta empinada, empedrada, terrorífica, del muro Paterberg; Terpstra y Lampaert mantenían una ventaja de 50 segundos sobre Van Avermaet, Benoot y Gilbert, y 1.20 sobre el selecto tropel de perseguidores.

Gilbert atacó y dejó de rueda a los dos. Fue en la cota Karnemelkbeekstraat a 30 kms de meta. Un ataque sorprendente para los que esperábamos que tenía que ir a rueda. Gilbert llegó a estar a apenas diez segundos de la cabeza de carrera. Terpstra y Lampaert miraban para atrás, esperaban el contacto con su líder, nunca llegó. 

En el último muro adoquinado, Lampaert, que ya había dado muestras de fatiga, cedió y Terpstra se la tuvo que jugar en solitario. Llegó a los últimos veinte kilómetros con cuarenta segundos de ventaja. Había entrado ya en la autovía, -la E3 que da nombre a la prueba- doble carril en doble sentido. Por primera vez en muchos kilómetros la victoria de QuickStep parecía peligrar. Dos BMC acompañaban a Van Avermaet: Jurgen Roelants y un soberbio Stefan Küng. También era una amenaza, un excelso ramillete de primeras espadas: Benoot, Gilbert, Matteo Trentin, Gianni Moscon, Sep Vanmarcke, Oliver Naesen y Jasper Stuyven, impresionante la planta de rodador que exhibió este último.


La ventaja de Terpstra no paraba de bajar hasta ponerse por debajo de los veinte segundos, sin embargo el holandés aguantó la presión y le aguantaron sus piernas. Demostró estar hecho de la madera de un campeón. Gilbert ganó el sprint por el segundo puesto y también celebró una jornada redonda para el equipo QuickStep.




GENT-WEVELGEM


La Gent-Wevelgem me pareció un tostón. Tal vez fuera porque estaba a otras cosas y no prestaba atención a la tele. Fuga de currelas y pelotón enorme controlando la situación. Sin rastro de la incertidumbre y emoción vividas dos días antes en Harelbeke.

Puse la alarma en el paso por el muro de Kemmelberg a 35 kms para el final. Hice bien. Cuesta criminal, adoquín y ciclistas dando chepazos para impulsar la bici. Gilbert tensó la carrera y demostró que está en un momento dulce, los favoritos se retorcían para no perder chance.

A continuación volvió el llano y el desenlace de la carrera. Los últimos supervivientes de la fuga fueron cazados a 25kms de la llegada. Más de veinte corredores tenían posibilidad de ganar. A destacar el desfallecimiento de Danny Van Poppel, hay veces, como en esta ocasión, que un hundimiento es más espectacular que un ataque.


Gilbert pide un poco de ganas a Sagan

Por detrás tiraba Astana pero la ventaja del grupo cabecero no paraba de subir. A dos kilómetros de meta Gilbert se marcó otra demostración de poderío. Poco después lo intentó Van Avermaet, pero todo estaba destinado a que la victoria se decidiría al sprint. Sagan, como siempre, arrancó en el momento justo, y ganó muy fácil. Victoria llena de picaresca, kilómetros antes se hacía el remolón a la hora de pasar al relevo... A Arnaud Démare le faltó chispa y colocación. Elia Viviani se equivocó al elegir la rueda del francés en lugar de la del eslovaco y cruzó la meta dando golpes al manillar. Después se puso a llorar desconsolado, no sabemos si por reaccionar tarde, por subestimar a Sagan o por no poder rentabilizar el gran trabajo de Gilbert y Stybar. El llanto de la oportunidad perdida.




DWARS DOOR VLAANDEREN



A través de Flandes, esta vez con chubasqueros, espectáculo garantizado. Algunos en la salida, como Bardet o Quintana se conformaban con aprender y sobrevivir. Tony Martin fue el primero en intentar en serio escapar del control del pelotón. Siempre es una delicia disfrutar del pedaleo académico del alemán. En una curva calculó mal un adoquín mojado y se fue al suelo, esto es Flandes. No fue tampoco el día para nuestro campeón Wout Van Aert, que primero arrolló a un motorista que señalaba una isleta y después pinchó, arruinando sus opciones.


Stybar, escapó del adoquinado en Varent 
para buscar la pista de tierra, 
aún lleva el ciclokross en las venas

 Es pertinente destacar el trabajo de los comentaristas de la televisión flamenca. Cuando García Cortina se quedó cortado por un fallo mecánico a 54kms para meta, uno de ellos enlazó esta secuencia: Gijón-Asturias-Oviedo-El Angliru, con un acento neutro impecable. Más tarde, cuando el realizador encuadró a un Alejandro Valverde superabrigado, el comentarista exclamó “¡muy frío!. Risas y carcajadas flamencas, cuando un plano aéreo apuntó a una caseta hecha en forma de seta. Un aplauso para la VRT.

A 50 de meta, los ilustres empezaron a moverse, Stybar, Vanmarcke o Degenkolb. Más tarde Benoot y Van Avermaet. Como lo hicieron también los días anteriores, han demostrado que tienen buenas piernas para el domingo de Flandes. En el muro de Knokteberg, a 34 de meta, se fueron solos y dinamitaron la carrera, Van Avermaet sin sus gafas de cyborg estaba un poco raro. La postura y el empuje de Benoot simplemente enamoran. (Imagen destacada arriba)

La carrera se enfiló y fueron cazados cuando finalizaba el llano adoquinado de Varent. A 25kms para el final. Las piernas ya estaban maduras. Llegó aquí el momento de Lampaert y Vanmarcke, que hicieron la selección definitiva. Al poco entraron el campeón danés Mads Pedersen, Mike Teunissen y Boasson Hagen. La distancia entre el quinteto cabecero y el grupo de ocho perseguidor no paró de crecer. Pedersen lo intentó a poco más de un kilometro, Yves Lampaert reaccionó rápido y comprobamos que iba sobrado. De esta manera, se vio en cabeza del quinteto a falta de 900 metros y miró atrás para oler a sus rivales. Se abrió de la trazada, dio tres pedaladas, miró atrás y comprobó que nadie seguía su rueda. Se puso de pie, movió el plato y finiquitó en solitario. Fue así de sencillo. Teunisen y Van Marcke completaron el podio.


psicokross
Segunda Dwars Door Vlaanderen consecutiva para Lampaert















































































 
Kristo Putoh 
Todo hombre es su propio mendigo.

lunes, 5 de marzo de 2018

STRADE BIANCHE 2018. EL CICLOCROSS BLANCO



Tiesj Benoot, sin aliento... enmudeció a todos


 La Strade Bianche está de moda. Ha conseguido eclipsar a la Paris-Niza y la Tirreno-Adriático en el mes de marzo, algo impensable hace unos pocos años. Ha conseguido que haya voces en el mundo ciclista que la reclamen como un nuevo monumento del ciclismo, algo disparatado en una carrera cuya primera edición fue en 2007. 
Pero hay que reconocer que de la nada se han inventado una carrera única. Han sabido cocinar los mejores ingredientes para ofrecernos un icono del nuevo ciclismo, para convertirla en una carrera referencia en el calendario. Hablar de la Strade es hablar del sterrato, de los 60 kilómetros de arenas blancas (strade bianche) intercalados en las bellas colinas de la Toscana italiana. Y luego está la climatología de esta época del año, porque, como en Roubaix, como en Ronde Van Vlaanderen, cuando en la Strade Bianche aparece la lluvia, suenan los tambores de la épica.



 Las condiciones metereológicas invitaban a la epopeya: lluvia inmisericorde, cinco grados de temperatura y una nevada en los días anteriores. Eurosport ofreció en directo solo la última hora y media de carrera, pero antes ya se iba multiplicando la expectación de la audiencia. Las redes sociales empezaran a hervir. CyclingHub lanzó el breve video que acaban de ver, la carrera más épica de todos los tiempos?”, se preguntaban. 

@ciclismoyvatios  echaba más leña a twitter “La primera subida de barro full gas. Stybar a 416 vatios durante 8 minutos. Alguno dirá me encanta el olor a barro por la mañana. En una hora hay directo TV.”

strade bianche 2018
La épica bulle en la arena de La Toscana

 Cuando Eurosport conectó en directo, a falta de 60 kilómetros, la carrera estaba ya desbocada. Nuestro campeón del mundo, Wout Van Aert tiraba de la cabeza de carrera, después una masa informe de corredores cubiertos de barro. Las primeras víctimas salieron a la luz: Nibali, Gilbert o Van Avermaet ya estaban descartados para la victoria.

Kwiatkowski fue el primero en mover la carrera y provocar las dudas de los otros favoritos. También Alejandro Valverde mostró que se había vestido para ganar, bien acompañado por Rojas y Andrey Amador. El incombustible muciano hizo uno de sus habituales cambios de ritmo en un tramo de sterrato y se vio solo en la cabeza de carrera. Faltaban casi 50 kms, demasiados para hacerlos solo, demasiados pocos para que sus rivales le dieran cancha.

strade bianche 2018
Valverde llamando a "generala"
  El que no tuvo dudas a esas alturas de la carrera fue Romain Bardet, el francés venía desde atrás y cuando alcanzó al grupo cabecero no paró, escucho su voz interior, “arriesga o pierde la oportunidad”. El único que apostó a seguir su rueda fue, cómo no, Van Aert. El dúo aprovechó la pausa de los demás para deshacerse de los chubasqueros para abrir una brecha superior al medio minuto. Quedaban 40 kms. Giovanni Visconti se vio con piernas y tiró hacia delante. Más tarde Tiesj Benoot, Pieter Serry, Robert Power, Gianni Moscon, Amador, Salvatore Puccio, Stefan Küng... buscaban sus opciones. La carrera estaba descontrolada, el eterno sube y baja multiplicaba la incertidumbre.


strade bianche 2018
Woutt y Romain, belga y francés, ...hoy comanches
 A 25 kms para la meta, Van Aert y Bardet eran cabeza de carrera. A 40 segundos, los belgas Benoot y Serry. A 1.20, Visconti y el australiano Power. Y a 1.50 el pequeño grupo de gallos con Valverde, Peter Sagan, Styvar y Kwiatkowski mirándose de refilón. Aún quedaban tres tramos de sterrato.


 A 18 kms para el final emergió el gran protagonista de la jornada, Tiesj Benoot. Soltó a Serry en el penúltimo tramo de arena y avanzó con determinación a la cabeza de la carrera. su progresión fue simplemente salvaje, recorto los cuarenta segundos en apenas tres kilómetros. El derroche de fuerza del belga no mermó sus opciones. En una durísima rampa del 15% a 13 kms de la llegada, echó el resto y se quedó solo. A partir de aquí fue todo un paseo triunfal.

El marmóleo primer plano de Benoot que nos regaló Eurosport confirmó los vaticinios que se anunciaban al principio de la jornada. La cara cubierta de arcilla blanca, el gesto poderoso, el pedaleo hambriento... Imposible no acordarse con esas bellísimas imágenes del victorioso Sean Kelly en las Paris-Roubaix de los ochenta. El irlandes ha escrito páginas de oro en la historia del ciclismo, la joven realidad belga comienza a escribirlas.

Benoot no hizo sino aumentar su ventaja de aquí hasta el final. Sagan, Valverde y Styvar estaban lejos, y Benoot afontó el terrorífico empedrado final de Via Santa Catarina sabiéndose ganador. Valverde demostró ser el más fuerte de los grandes favoritos al superar a un gran Styvar y a un humano Peter Sagan, pero su reacción tardía le impidió saborear el podio.



 Con la carrera ya finalizada llegaron estas imágenes estremecedoras para subrayar el carácter heroico de esta carrera. En la cuesta de Santa Catarina que culmina en la Piazza del Campo en Siena, Wout Van Aert nos conmovió con su agónico final. El cerebro pidiéndole una pedalada más, las piernas doblándose, impotentes por haber agotado hasta el último gramo de energía. El valiente corredor belga tuvo que poner pie a tierra y nos estremeció a todos ante las dificultades para poder montarse en la bici. Afortunadamente el colapso ocurrió a cien metros de la llegada y pudo salvar un más que merecido lugar en el podio.



Kristo Putoh
Todo hombre es su propio mendigo.

sábado, 10 de febrero de 2018

Frank Vandenbroucke. El carnicero de Navalmoral

por Kristo Putoh - 22 Agosto de 2017


Frank Vandenbroucke
Frank Vandenbroucke

 El 24 de septiembre de 1999 Frank Vandenbroucke hizo la mayor exhibición que se recuerda en la Vuelta Ciclista a España. Fue en Navalmoral, un puerto de segunda categoría, un puerto cuya altimetría lo señalaba como irrelevante: quince kilómetros para superar un desnivel de 680 metros, con una pendiente media de 4,35% y una pendiente máxima del 10% en el primer kilómetro de la subida.
A priori un puerto de transición que debía eliminar solamente a la grasa del pelotón. Pero Vandenbroucke los eliminó a todos. Con un desarrollo imposible y un pedaleo tan elegante como salvaje, rompió el pelotón como un jarrón estallando contra el suelo, para finalmente coronar el puerto en solitario. La hazaña que se puede ver en youtube, ha sido titulada con precisión y lirismo “la carnicería de Vandenbroucke en Navalmoral”.

Lo mejor de todo es que Vandenbroucke no debía estar ahí ya que se había tomado la Vuelta a España como un entrenamiento y tenía planeado abandonar la carrera después de la décima etapa. Ésta era la etapa 20. ¿Por qué Vandenbroucke seguía en carrera? ¿De dónde había sacado la fuerza sobrenatural para dejar de rueda a todo el pelotón sin cambios de ritmo, sentado y sin mirar atrás? La respuesta tiene nombre de mujer: Sarah Pinacci. Pero antes comencemos por el principio.


 

Frank Vandenbroucke, también conocido por su acrónimo VDB, estaba destinado a ser ciclista. Nació el 6 de noviembre de 1974 en Mouscron, al lado de Roubaix, aunque se crió en Ploegsteert, también en Bélgica. Sobrino de Jean-Luc Vandenbroucke, ciclista profesional durante 14 temporadas, VDB desde muy joven sobresalió en el deporte del pedal. Consiguió su primera victoria como profesional a los 19 años, en el Tour del Mediterraneo, batiendo en Mont Faron a Eugeni Berzin y Davide Cassani. A los 23 ganó la Paris-Niza y la Gante-Wevelgem, entonces ya era conocido como el enfant terrible del ciclismo belga.
 

1999 fue el año de la consagración. Primero ganó la Het Volk y después la Lieja-Bastogne-Lieja, uno de los cinco monumentos del ciclismo. Lo hizo a lo gran campeón; primero neutralizando el ataque del máximo favorito –Michele Bartoli– en La Redoute, y después rematando en la cuesta final de San Nicolas, al atacar en el punto exacto que había avisado a los periodistas que lo iba a hacer antes de empezar la carrera.
 


Frank Vandenbrouck
El tío Jean Luc.
Ganó la etapa prólogo 
de la Vuelta a España de 1987.
Por el Tour de Francia de aquel año pasó sin pena ni gloria, apenas un segundo puesto en una etapa. Después llegó la Vuelta a España, VDB solo puso dos jerseys en la maleta porque el doctor Mabuse le dijo que debía de abandonar después de la décima etapa si quería preparar bien el Mundial de fondo en ruta.

Con lo que no contaba nadie era con Sarah Pinacci, la relaciones públicas que ofrecía café cada mañana junto al autobus del equipo Saeco. VDB quedó prendado y le pidió a su co-equipier Massimiliano Lelli que les presentara y le hiciera de traductor. Sarah fue fría al principio pero Frank no se desanimó, creía en el amor a primera vista. Esa misma noche, Francoise Denercke, asistente de su equipo (Cofidis) le pilló dando botes encima de la cama mientras gritaba “he conocido a la mujer de mi vida!”.

Al llegar a la décima etapa, Vandenbrucke le pidió a su médico que le dejara estar en carrera una etapa más, y después le pidió estar otra etapa más, y otra más… solo para poder seguir viéndola. De esta manera, la Vuelta llegó a Valencia, Frank y Sarah coincidieron en una cena de la organización. Frank le espetó “mañana ganaré la etapa para ti”. Sarah rió. Pero Frank hablaba en serio.


Frank Vanderbroucke

Belgium’s Frank Vanderbroucke (R) 
leads Spanish Jon Odriozola during their breakaway in the 16th stage 
of the Tour of Spain cycling race September 21.
 Al día siguiente, camino de Teruel, Vandenbroucke comandaba la carrera con Jon Odriozola de Banesto, la diferencia era suficientemente holgada para llegar a meta. El director de Banesto quería comprar la victoria para su corredor. “How much for the win?” -preguntó a VDB. Éste le respondió que tenía que pensárselo. VDB pensó en Sarah y aceleró, Odriozola apenas podía seguir su rueda. El director de Banesto, enfurecido, pidió explicaciones. La respuesta fue demoledora “dame el dinero que tenías pensado y dejo que tu corredor haga segundo”. Vandenbroucke ganó el sprint con pasmosa facilidad.

Con los deberes cumplidos, Frank le dijo a Sarah que tenía que abandonar la carrera, que su médico le obligaba a hacerlo. La besó por primera vez y se despidió. Pero a la mañana siguiente Vandenbroucke estaba en la línea de salida. No podía separarse de ella. Dos noches después el masajista de VDB le llevó al hotel de Sarah. Le dio una hora para estar con ella, antes de devolverlo al cuartel de Cofidis. Cuando Vandenbroucke se despidió de ella le prometió que al día siguiente le traería el ramo de flores de ganador de la etapa. Era la víspera de la etapa de Ávila y de la carnicería de Navalmoral.

 Frank Vandenbroucke
El James Dean del pedal
Ya hemos llegado al momento de Navalmoral. Vandenbroucke coronó en solitario el puerto pero quedaban 15 kilómetros para línea de meta, tal vez demasiados para hacerlos solo.
 

VDB se sentía invencible y se pavoneó ante su director por la radio. “Voy a ganar de cualquier forma, tan solo dime cómo quieres que lo haga”. Así que se dejó alcanzar en el descenso por sus siete seguidores. Cuando comenzó el repecho de la muralla de Ávila, Mikel Zarrabeitia atacó con ferocidad.

El de Abadiño estaba fuerte, fémur largo y gemelo estilizado, como VDB. Pero Zarrabeitia no llevaba la llama del amor en su interior. Vandenbroucke lo alcanzó y salió catapultado cuesta arriba como si pedalease sin cadena. Fue tan fácil, que empezó a celebrar el triunfo 900 metros antes de la línea de meta. Sarah Pinacci tuvo su ramo de flores.


Frank Vandenbroucke
El día que presentó su autobiografía, No soy Dios
 

Jamás se recuperó de aquel día. A partir de entonces, VDB cayó por un tobogán de escándalos, depresiones, toxicomanía y excentricidades:



 



VIDA DEPORTIVA. Desde su triunfo en Ávila, no volvió a lograr un triunfo hasta diez años más tarde: una etapa en la Boucle de l´Artois, una carrera de tercera categoría. Su trayectoria ciclista se caracterizó por los continuos cambios de equipo, cada vez de más bajo nivel.
 

En 2006 después de haber sido despedido por su equipo, disputó una carrera amateur con una ficha de identidad falsa. Se puso el nombre Francesco Del Ponte y usó la foto de Tom Boonen, el campeón flamenco. Descubierta la trampa, cuando iba escapado a falta de un kilometro para el final, VDB se dio media vuelta y volvió a su casa.
 

SARAH PINACCI. Se casaron en octubre del 2000 y finalizaron el trato en julio del 2006. En 2001 nació su hija, Margaux. En 2004 una discusión subida de tono culminó con un disparo al techo por parte de Vandenbroucke con su escopeta de caza. En 2008 Pinacci declaró en un tribunal que Vandenbroucke era adicto a la cocaína.

Jean Jacques, padre de Frank, definió así la relación: “cuando está con Sara se pelean, cuando no están juntos lloran”. 


Frank Vanderbroucke
22 de octubre del 2000. Unos años antes del incidente de la escopeta

TOXICOMANIA. En su autobiografía (No soy Dios, 2008) confesó que Philipe Gaumont, compañero en Cofidis, le introdujo en el mundo del doping en 1998. Gaumont le enseñó a mezclar somniferos (zolpidem) y alcohol, VDB explicó más tarde que fruto del colocón vivió un episodio psicótico, “veía cosas y personas que realmente no existían”.



David Millar dio su versión sobre el tema, (Peleando en la oscuridad, 2011), Gaumont era un macho alfa y un bala perdida. “Gaumont y VDB podían ser encantadores en muchos momentos, pero constantemente se oían rumores de que estaban descontrolados y de que bien entrada la noche corrían como locos por los hoteles. (…) una noche, muy tarde, cogieron el coche publicitario del equipo y se fueron a un burdel”.


En 2002, en un registro domiciliario encontraron EPO, clembuterol y morfina. VDB alegó que eran para su perro enfermo. Le retiraron la licencia seis meses. En esta misma época se le retiró también el permiso de conducir tras dar dos veces positivo en el control de alcoholemia. En el segundo de ellos triplicó el máximo permitido, 1,8 gr de alcohol por litro de sangre.


INTENTOS DE SUICIDIO. Si juntas el trastorno bipolar, anfetaminas, alcohol, cocaína o somníferos puede pasar. En 2005 mezcló alcohol con insulina “Fui a buscar la botella (de vino) más cara de mi bodega -un Chateau Petrus 1961– y brindé por mi vida. Había solicitado consejo a un médico: con insulina todo tenía que ir bien”. En 2007 fue ingresado tras una ingesta masiva de fármacos. Su psicólogo Jeff Brouwers se declaró incapaz de ayudarle en su depresión y afirmó que sus problemas le habían devorado completamente.


MUERTE. El 12 de octubre del 2009 aparece muerto en un hotel de Senegal, donde estaba pasando sus vacaciones. Su última noche la pasó con una prostituta del lugar quien afirmó que VDB se bebió muy rápido una botella de champán y otra de whisky antes de llegar al hotel, señaló que en ningún momento lo vio drogarse. Se encontraron en la habitación diversos fármacos, jeringuillas y una cucharilla, así como marcas de pinchazos en su brazo izquierdo. No obstante, la autopsia dictaminó que murió por causas naturales: doble embolia pulmonar. Dos mil personas acudieron a su funeral.

Frank Vandenbroucke
18 de abril de 1999. Liege -Bastogne- Liege. VDB contraataca a Michel Bartoli en La Redoute.

Con la muerte de Vandenbroucke se completó la trinidad de mártires ciclistas de principios de este siglo: Marco Pantani, Chava Jiménez y VDB. Demasiado sensibles para la vida, demasiado frágiles para el triunfo. Cuando su estrella languideció intentaron frustradamente buscar un sustituto exógeno a la adrenalina que sentían en carrera. Pero nada, ni siquiera la cocaína, puede acercarse a la euforia de rodar en cabeza de la carrera, respirando el aliento del público, sintiendo que nada ni nadie te puede parar.





Kristo Putoh
Todo hombre es su propio mendigo.