sábado, 10 de febrero de 2018

Frank Vandenbroucke. El carnicero de Navalmoral

por Kristo Putoh - 22 Agosto de 2017


Frank Vandenbroucke
Frank Vandenbroucke

 El 24 de septiembre de 1999 Frank Vandenbroucke hizo la mayor exhibición que se recuerda en la Vuelta Ciclista a España. Fue en Navalmoral, un puerto de segunda categoría, un puerto cuya altimetría lo señalaba como irrelevante: quince kilómetros para superar un desnivel de 680 metros, con una pendiente media de 4,35% y una pendiente máxima del 10% en el primer kilómetro de la subida.
A priori un puerto de transición que debía eliminar solamente a la grasa del pelotón. Pero Vandenbroucke los eliminó a todos. Con un desarrollo imposible y un pedaleo tan elegante como salvaje, rompió el pelotón como un jarrón estallando contra el suelo, para finalmente coronar el puerto en solitario. La hazaña que se puede ver en youtube, ha sido titulada con precisión y lirismo “la carnicería de Vandenbroucke en Navalmoral”.

Lo mejor de todo es que Vandenbroucke no debía estar ahí ya que se había tomado la Vuelta a España como un entrenamiento y tenía planeado abandonar la carrera después de la décima etapa. Ésta era la etapa 20. ¿Por qué Vandenbroucke seguía en carrera? ¿De dónde había sacado la fuerza sobrenatural para dejar de rueda a todo el pelotón sin cambios de ritmo, sentado y sin mirar atrás? La respuesta tiene nombre de mujer: Sarah Pinacci. Pero antes comencemos por el principio.


 

Frank Vandenbroucke, también conocido por su acrónimo VDB, estaba destinado a ser ciclista. Nació el 6 de noviembre de 1974 en Mouscron, al lado de Roubaix, aunque se crió en Ploegsteert, también en Bélgica. Sobrino de Jean-Luc Vandenbroucke, ciclista profesional durante 14 temporadas, VDB desde muy joven sobresalió en el deporte del pedal. Consiguió su primera victoria como profesional a los 19 años, en el Tour del Mediterraneo, batiendo en Mont Faron a Eugeni Berzin y Davide Cassani. A los 23 ganó la Paris-Niza y la Gante-Wevelgem, entonces ya era conocido como el enfant terrible del ciclismo belga.
 

1999 fue el año de la consagración. Primero ganó la Het Volk y después la Lieja-Bastogne-Lieja, uno de los cinco monumentos del ciclismo. Lo hizo a lo gran campeón; primero neutralizando el ataque del máximo favorito –Michele Bartoli– en La Redoute, y después rematando en la cuesta final de San Nicolas, al atacar en el punto exacto que había avisado a los periodistas que lo iba a hacer antes de empezar la carrera.
 


Frank Vandenbrouck
El tío Jean Luc.
Ganó la etapa prólogo 
de la Vuelta a España de 1987.
Por el Tour de Francia de aquel año pasó sin pena ni gloria, apenas un segundo puesto en una etapa. Después llegó la Vuelta a España, VDB solo puso dos jerseys en la maleta porque el doctor Mabuse le dijo que debía de abandonar después de la décima etapa si quería preparar bien el Mundial de fondo en ruta.

Con lo que no contaba nadie era con Sarah Pinacci, la relaciones públicas que ofrecía café cada mañana junto al autobus del equipo Saeco. VDB quedó prendado y le pidió a su co-equipier Massimiliano Lelli que les presentara y le hiciera de traductor. Sarah fue fría al principio pero Frank no se desanimó, creía en el amor a primera vista. Esa misma noche, Francoise Denercke, asistente de su equipo (Cofidis) le pilló dando botes encima de la cama mientras gritaba “he conocido a la mujer de mi vida!”.

Al llegar a la décima etapa, Vandenbrucke le pidió a su médico que le dejara estar en carrera una etapa más, y después le pidió estar otra etapa más, y otra más… solo para poder seguir viéndola. De esta manera, la Vuelta llegó a Valencia, Frank y Sarah coincidieron en una cena de la organización. Frank le espetó “mañana ganaré la etapa para ti”. Sarah rió. Pero Frank hablaba en serio.


Frank Vanderbroucke

Belgium’s Frank Vanderbroucke (R) 
leads Spanish Jon Odriozola during their breakaway in the 16th stage 
of the Tour of Spain cycling race September 21.
 Al día siguiente, camino de Teruel, Vandenbroucke comandaba la carrera con Jon Odriozola de Banesto, la diferencia era suficientemente holgada para llegar a meta. El director de Banesto quería comprar la victoria para su corredor. “How much for the win?” -preguntó a VDB. Éste le respondió que tenía que pensárselo. VDB pensó en Sarah y aceleró, Odriozola apenas podía seguir su rueda. El director de Banesto, enfurecido, pidió explicaciones. La respuesta fue demoledora “dame el dinero que tenías pensado y dejo que tu corredor haga segundo”. Vandenbroucke ganó el sprint con pasmosa facilidad.

Con los deberes cumplidos, Frank le dijo a Sarah que tenía que abandonar la carrera, que su médico le obligaba a hacerlo. La besó por primera vez y se despidió. Pero a la mañana siguiente Vandenbroucke estaba en la línea de salida. No podía separarse de ella. Dos noches después el masajista de VDB le llevó al hotel de Sarah. Le dio una hora para estar con ella, antes de devolverlo al cuartel de Cofidis. Cuando Vandenbroucke se despidió de ella le prometió que al día siguiente le traería el ramo de flores de ganador de la etapa. Era la víspera de la etapa de Ávila y de la carnicería de Navalmoral.

 Frank Vandenbroucke
El James Dean del pedal
Ya hemos llegado al momento de Navalmoral. Vandenbroucke coronó en solitario el puerto pero quedaban 15 kilómetros para línea de meta, tal vez demasiados para hacerlos solo.
 

VDB se sentía invencible y se pavoneó ante su director por la radio. “Voy a ganar de cualquier forma, tan solo dime cómo quieres que lo haga”. Así que se dejó alcanzar en el descenso por sus siete seguidores. Cuando comenzó el repecho de la muralla de Ávila, Mikel Zarrabeitia atacó con ferocidad.

El de Abadiño estaba fuerte, fémur largo y gemelo estilizado, como VDB. Pero Zarrabeitia no llevaba la llama del amor en su interior. Vandenbroucke lo alcanzó y salió catapultado cuesta arriba como si pedalease sin cadena. Fue tan fácil, que empezó a celebrar el triunfo 900 metros antes de la línea de meta. Sarah Pinacci tuvo su ramo de flores.


Frank Vandenbroucke
El día que presentó su autobiografía, No soy Dios
 

Jamás se recuperó de aquel día. A partir de entonces, VDB cayó por un tobogán de escándalos, depresiones, toxicomanía y excentricidades:



 



VIDA DEPORTIVA. Desde su triunfo en Ávila, no volvió a lograr un triunfo hasta diez años más tarde: una etapa en la Boucle de l´Artois, una carrera de tercera categoría. Su trayectoria ciclista se caracterizó por los continuos cambios de equipo, cada vez de más bajo nivel.
 

En 2006 después de haber sido despedido por su equipo, disputó una carrera amateur con una ficha de identidad falsa. Se puso el nombre Francesco Del Ponte y usó la foto de Tom Boonen, el campeón flamenco. Descubierta la trampa, cuando iba escapado a falta de un kilometro para el final, VDB se dio media vuelta y volvió a su casa.
 

SARAH PINACCI. Se casaron en octubre del 2000 y finalizaron el trato en julio del 2006. En 2001 nació su hija, Margaux. En 2004 una discusión subida de tono culminó con un disparo al techo por parte de Vandenbroucke con su escopeta de caza. En 2008 Pinacci declaró en un tribunal que Vandenbroucke era adicto a la cocaína.

Jean Jacques, padre de Frank, definió así la relación: “cuando está con Sara se pelean, cuando no están juntos lloran”. 


Frank Vanderbroucke
22 de octubre del 2000. Unos años antes del incidente de la escopeta

TOXICOMANIA. En su autobiografía (No soy Dios, 2008) confesó que Philipe Gaumont, compañero en Cofidis, le introdujo en el mundo del doping en 1998. Gaumont le enseñó a mezclar somniferos (zolpidem) y alcohol, VDB explicó más tarde que fruto del colocón vivió un episodio psicótico, “veía cosas y personas que realmente no existían”.



David Millar dio su versión sobre el tema, (Peleando en la oscuridad, 2011), Gaumont era un macho alfa y un bala perdida. “Gaumont y VDB podían ser encantadores en muchos momentos, pero constantemente se oían rumores de que estaban descontrolados y de que bien entrada la noche corrían como locos por los hoteles. (…) una noche, muy tarde, cogieron el coche publicitario del equipo y se fueron a un burdel”.


En 2002, en un registro domiciliario encontraron EPO, clembuterol y morfina. VDB alegó que eran para su perro enfermo. Le retiraron la licencia seis meses. En esta misma época se le retiró también el permiso de conducir tras dar dos veces positivo en el control de alcoholemia. En el segundo de ellos triplicó el máximo permitido, 1,8 gr de alcohol por litro de sangre.


INTENTOS DE SUICIDIO. Si juntas el trastorno bipolar, anfetaminas, alcohol, cocaína o somníferos puede pasar. En 2005 mezcló alcohol con insulina “Fui a buscar la botella (de vino) más cara de mi bodega -un Chateau Petrus 1961– y brindé por mi vida. Había solicitado consejo a un médico: con insulina todo tenía que ir bien”. En 2007 fue ingresado tras una ingesta masiva de fármacos. Su psicólogo Jeff Brouwers se declaró incapaz de ayudarle en su depresión y afirmó que sus problemas le habían devorado completamente.


MUERTE. El 12 de octubre del 2009 aparece muerto en un hotel de Senegal, donde estaba pasando sus vacaciones. Su última noche la pasó con una prostituta del lugar quien afirmó que VDB se bebió muy rápido una botella de champán y otra de whisky antes de llegar al hotel, señaló que en ningún momento lo vio drogarse. Se encontraron en la habitación diversos fármacos, jeringuillas y una cucharilla, así como marcas de pinchazos en su brazo izquierdo. No obstante, la autopsia dictaminó que murió por causas naturales: doble embolia pulmonar. Dos mil personas acudieron a su funeral.

Frank Vandenbroucke
18 de abril de 1999. Liege -Bastogne- Liege. VDB contraataca a Michel Bartoli en La Redoute.

Con la muerte de Vandenbroucke se completó la trinidad de mártires ciclistas de principios de este siglo: Marco Pantani, Chava Jiménez y VDB. Demasiado sensibles para la vida, demasiado frágiles para el triunfo. Cuando su estrella languideció intentaron frustradamente buscar un sustituto exógeno a la adrenalina que sentían en carrera. Pero nada, ni siquiera la cocaína, puede acercarse a la euforia de rodar en cabeza de la carrera, respirando el aliento del público, sintiendo que nada ni nadie te puede parar.





Kristo Putoh
Todo hombre es su propio mendigo.

1 comentario:

  1. "Pero Zarrabeitia no llevaba la llama del amor en su interior. Vandenbroucke lo alcanzó y salió catapultado cuesta arriba como si pedalease sin cadena" ...BRUTALL!

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